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lunes, 17 de octubre de 2016

Reseña: Calabazas en el Trastero, Horror Cósmico, Editorial Saco de Huesos, 2012



EL HORROR DE MÁS ALLÁ DE LAS ESTRELLAS


            El número 12 de la colección de Calabazas en el Trastero, dedicado al Horror Cósmico, nos trae, como era de prever, otra magnífica selección de textos, que pasamos a exponer.

            Juan José Hidalgo Díaz abre el fuego –y con qué valor y maestría- con La Teaghonía de Heráclito, donde muestra a un presidente de la república española Azaña recibiendo una visita extraña que le vaticina un futuro no menos sorprendente y terrible. En un relato muy corto pero intenso, Agujero negro de gloria, Andrés Abel lleva al lector con mano literaria firme y maestra, y lo deja ante un final que no le defraudará. En Las estrellas están en posición, Aitor Solar, en boca de una mujer, narra una historia de astronomía –y astrología- en la que las profecías no están, precisamente en las estrellas observadas por sus protagonistas. La Franja, de Fernando Lafuente Clavero, es una historia mágica, casi poética, en la que lo percibido, lo intuido, es mucho más que lo descrito o explicado, sin lugar a dudas una obra enigmática pero potente como pocas. Otra historia trenzada con gusto es (     ) –sí, así como está escrita-, de Magnus Dagon, seudónimo de Miguel Ángel López Muñoz, que no se corta un pelo para retomar los viejos clichés de pactos con el diablo, o lo que esté al otro lado, pero retorciendo el argumento con total convicción. Ana Morán Infiesta, con su obra Los condenados del Titanic, bucea en el mundo de Lovecraft, y lo hace con una prosa pulcra, concisa, digna del gran maestro de Nueva Inglaterra, en la que el lector encontrará razones más que suficientes para seguir la obra de esta escritora. Mientras siga existiendo esperanza para la humanidad es una gran historia de Óscar Pérez Varela, que juega con los mitos y con personajes literarios históricos, como Pio Baroja y Ramiro de Maeztu, imprescindible. Por enésima vez nos encontramos con un mundo humano amenazado por entes posesivos y poderosos en Parásito, de Santiago Sánchez Pérez, que juega con elementos de todos conocidos y también introduce matices que hacen de esta historia una pieza maestra en la antología. Horror vacui no es un relato al uso, y Sergio Mars sabe mostrarnos un final del mundo donde lo importante no es lo que va a suceder sino las relaciones humanas y los asuntos particulares que concluir. Un experimento científico es el hilo conductor de Token, de Luis Guallar, que trabaja narrativamente in crescendo una historia que engancha y nos lleva con rapidez a su apocalíptico final. Gran relato es el de Ricardo Montesinos, La ciudad bajo las aguas, que muestra una Venecia diferente que oculta secretos que, tal vez, jamás deberían ser conocidos por la humanidad. ¿Qué se cuece en villa Diodati?, pues Juan Ángel Laguna Edroso recrea el ambiente de ese entorno en Brindis al sol negro en Villa Diodati, con personajes tan conocidos como los de Shelley o Lord Byron, en un relato que no hay que perderse. Hijos de Lug es otra historia magistral de esta antología, escrita por David Marugán, y que reúne muchos de los ingredientes de una buena historia, entre ellos personajes creíbles, varios giros de la trama y un desenlace endiablado y fantástico.

            En conclusión, trece relatos de un nivel literario muy alto, en los que la maestría literaria y el argumento se aúnan para dejar al lector satisfecho de un muy buena lectura.


            La obra forma parte de la colección Calabazas en el Trastero,  y fue publicado en el año 2012 por la editorial Saco de Huesos.

Más información en:
http://sacodehuesos.com/calabazas-en-el-trastero/12-horror-cosmico

Francisco José Segovia Ramos
Octubre de 2016

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