A LA VENTA MI ÚLTIMA NOVELA, LA CASONA DEL INDIANO
EN BREVE SALDRÁ PUBLICADO MI SEGUNDO POEMARIO TITULADO ESOS DÍAS AZULES

martes, 31 de enero de 2017

Revista Saigón, nº 27, VV.AA.



Por parte de la Asociación cultural Naufragio, se ha editado el número 27 de la revista literaria SAIGÓN, que recoge trabajos de varios autores, entre los que me encuentro.

Más información y lectura de trabajos en:

domingo, 29 de enero de 2017

Tres microrrelatos para enero



NOVENTA Y NUEVE PALABRAS

            Una, dos, tres… las palabras se acumulan, pero mi boca no se atreve a pronunciarlas, mi garganta se reseca, y mi lengua pesa como losa de sepulcro. Te miro, en silencio. Si fuera mudo no podría decir menos de lo que te digo ahora ¡tan locuaz que era hace apenas unos días! Tú respondes a mi mirada con ojos vacuos y el cuerpo tenso. Las lenguas imaginan frases que no se expresan. En el silencio te alejas y pierdes de forma definitiva tras la última esquina de la calle. Nos faltaron las palabras de disculpa. 




TÓPICOS DE GATOS

            Hace dos noches le arrojé uno de mis carísimos zapatos italianos. Fue un arrebato injustificable, pero es que el maldito gato me tenía harto con sus maullidos continuos, que rompían la quietud de la noche y me impedían conciliar el sueño. Anoche, desesperado, le arrojé el otro zapato. Entonces, y solo entonces dejó de maullar.
            Lo que me tiene en ascuas, y me hace pensar que es falso que a los felinos no se les puede domesticar y hacer que se porten como obedientes mascotas, es que hoy he visto a mi vecino pasear ufano y feliz con un gato entre los brazos (que me miraba con ojos cargados de inteligencia)… y calzando unos zapatos italianos idénticos a los que arrojé noches atrás al desconocido maullador de las tinieblas.



CAOS

            Las estrellas caen, los mares se desbordan y la tierra se abre. Pero, a pesar del caos, tus besos me son cada vez más apetecibles.


Francisco J. Segovia©Todos los derechos

lunes, 23 de enero de 2017

sábado, 21 de enero de 2017

Relato: El coma



            Thomas Landis no falleció en el terrible accidente de tráfico que acabó con la vida del resto de pasajeros del autobús. Cuando despertó del coma, dos meses después, deseó estar muerto, y no vivir en un cuerpo paralizado completamente. No podía moverse, ni hablar siquiera, y solo se expresaba con su mirada desesperada, a la que nadie prestaba interés. Si hubiera podido clamar una muerte rápida lo hubiera hecho enseguida, pero a su alrededor todo el mundo se empeñaba en mantenerle con vida, aunque fuera como la de un vegetal; sin sentido, sin un fin concreto.

            Así, a lo largo de los meses siguientes Thomas fue acumulando odio en su cuerpo exánime. Su mente, que permanecía lúcida y más activa que nunca, pergeñaba mil planes para acabar con la enfermera, o con el asistente, y también con los médicos, y con los familiares que venían a verle cada vez más espaciadamente. Todos se habían convertido en sus enemigos, y todos le merecían el peor de los destinos.

            Justo cuando se cumplió un año de su accidente, el doctor Bernard Hardy, que le atendía, falleció en su casa en un extraño accidente cuando se electrocutó en la bañera al caer en ella la radio que escuchaba, y que estaba conectada a la corriente eléctrica. Días después, una enfermera y un asistente morían en el mismo hospital, al precipitarse por el hueco de las escaleras desde un quinto piso… Hubo varias muertes más, todas de personas relacionadas con el paciente Thomas Hardy que, sin embargo, no podía ser acusado de nada porque seguía inmovilizado en su cama del hospital. Sin embargo, Laura Schutz, médica responsable de Thomas, lo acusó públicamente de ser el asesino de todas esas personas, aunque no pudo explicar cómo lo había hecho. Desesperada, una noche que estaba de guardia llegó hasta la habitación de él y le asestó varias puñaladas que acabaron con su vida.    Una vez muerto, Thomas Landis se sintió feliz: tras su venganza había consumado su deseo: que alguien diera fin a su existencia…


Francisco J. Segovia©Todos los derechos

lunes, 16 de enero de 2017

Finalista en el VI Premio de Novela Negra Wilkie Collins, convocado por MAR editor

Se ha anunciado el fallo del VI Premio de Novela Negra Wilkie Collins, organizado por MAR editor, y en el mismo una novela mía ha sido una de las finalistas.

Más información en:

Reseña en el periódico digital Irreverentes.org

Reseña de "Entrevista con el fantasma", de Eduardo Moreno Alarcón (Editorial Autores Premiados), en el periódico digital Irreverentes.org:

domingo, 15 de enero de 2017

Poesía: Decidme cómo es un árbol



DECIDME CÓMO ES UN ÁRBOL
                                                      a Marcos Ana


Decidme cómo es un árbol,
pero no me lo gritéis con voz de estruendo,
ni lo susurréis con temor en las bocas.
Decídmelo con los ojos limpios
y los corazones abiertos, vacíos de ira.

Decidme qué hay fuera de las rejas
engendradas por odios y venganzas,
y qué hay más allá de los paredones
de metal y sangre salpicados.

La luz trémula atraviesa la ventana
enjaulada,
y roza los camastros llenos de sangre,
dolor y desconsuelo.
La luz oscura de la celda
no me habla sino con palabra muda,
y me enseña con mirada ciega
un paisaje que ya he olvidado
desde que se perdió una alborada
de redadas vestidas de miedo.

Decidme, si es que podéis hablar,
cómo es un río, o una montaña,
o un árbol solitario
al que el céfiro de la tarde acaricia
con palmas de etérea consistencia.

Mis manos, arrugadas por el tiempo
y la niebla del abandono,
no quieren golpear los barrotes de cemento,
ni esgrimir pistolas que escupan muerte
a deshoras.
Mis manos sólo anhelan rozar,
aunque sea con levedad de mariposas,
el tronco áspero de un castaño,
las flores blancas del almendro
o las ramas todas de un pinar,
pero antes…

¡Decidme, cómo es un árbol!

Francisco José Segovia©Todos los derechos